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Muchas empresas familiares sucumbieron ante sus primeras adversidades porque, entre otros motivos, nunca se dieron cuenta de que eran eso: una empresa familiar, y ni idea tenían de lo que ello implicaba. Como los pescaditos en la pecera, que se murieron de viejitos sin saber que había mar, cielo y tierra.


Tus opciones son: te vas con la inercia o tomas la iniciativa. O sea; te lleva la corriente o manejas empresa y familia de manera estratégica.
Si no tienes conciencia y, por lo tanto, conocimiento de cómo funciona el Sistema de la Empresa Familiar, no vas a querer ni saber usar herramientas probadas para catapultar tu proyecto.


Tu familia es especial. Date cuenta que además de los problemas comunes a todas las familias del mundo (la escuela de los hijos, la nuera demandante, el yerno incómodo, etc.), tienes problemas de líneas de mando en tu empresa, incorporación de familiares a la gestión, distribución justa de los beneficios del negocio, etc.


Y en tu empresa, además de cuidar los costos, lidiar con auditorías, pagar sus impuestos, gestionar financiamiento, etc., tienes que tener contenta a la familia y cumplir con sus declaradas o escondidas expectativas.


O sea, tu familia no es como la de los profesionistas o los ejecutivos; ni tu empresa es como los negocios entre inversionistas que aportan capital sin involucrar a la familia.
Si no te das cuenta de esto a tiempo, tu empresa familiar se va con el ritmo y el rumbo que la marea le imponga; pero si tomas conciencia de lo que es el Sistema de la Empresa Familiar, tú serás el Capitán y tu familia tu Estado Mayor para llevar esa nave a puerto feliz.

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